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Reseña sobre Eyal Erlich - "All in all" en vivo: Poesía en la ausencia

Por Esteban Mauricio Soria


Eyal Erlich es un cantautor israelí con base en Tel Aviv y lanzó recientemente una serie de videos en vivo con su banda, y los resultados sobresalen. La interpretación en vivo de “All in all” lleva a la versión de estudio a otro nivel cualitativo. La producción de muy alto nivel —tanto visual como sonora— está muy bien ejecutada. Los arreglos de batería con escobillas y los solos de guitarra ambientan la canción en los momentos justos. Se amalgaman muy bien a la guitarra acústica y a la presencia escénica de Erlich, que se muestra muy sobria, auténtica y emotiva.

Detengámonos en la letra de la canción. Su origen se basa en un hecho profundamente dramático: la muerte de la amante. Desde esa herida, el texto es una proyección poética sobre la pérdida, la fragilidad del tiempo y la búsqueda de sentido en medio del dolor.

Cielo e infierno: el instante suspendido. El verso inicial, “Five past heaven, five past hell”, es la descripción del estado liminal de quien atraviesa el duelo: demasiado lejos del paraíso, demasiado cerca del infierno, en un tiempo suspendido donde el reloj marca el sinsentido. “I got my symphony and I got rent” condensa la contradicción de una existencia atravesada por la belleza del arte y la crudeza de la supervivencia diaria. En ese contexto de pérdida, por más música o logros que se posean, lo cotidiano y la ausencia siguen pesando. La falta de compasión del mundo (“got no sympathy in my life's spent”) es como un grito en soledad.

En el estribillo que repite “All in all, to be with you, all in all I’m dying too. Yeah, all in all it’s you” se ve la paradoja del duelo: el deseo de unión y permanencia, que es imposible, pero, al mismo tiempo, se reconoce que la vida sin esa presencia se siente algo desolada. El “tú” se vuelve un fantasma concreto, alguien que fue amado y que sigue habitando la memoria.

En la segunda parte de la canción, se desarrollan algunas metáforas sobre el vacío que deja la pérdida (“my fifteen minutes gone up in the smoke”), como si el tiempo compartido hubiera sido prestado por el destino.

La sentencia final, “God is history, and my life's spent”, proyecta la herida hacia la dimensión espiritual. Ante la muerte y el sufrimiento, Dios aparece como el pasado, como un ente distante, no como un consuelo. El poeta se queda solo con su memoria, su voz y su dolor.

“All in all” es una suspensión entre el cielo e infierno, entre el recuerdo del amor y la oscuridad del vacío que deja su ausencia. Cada verso respira la tensión de quien intenta entender lo vivido mientras se enfrenta a lo irreparable. “All in all” es un canto de despedida: un reconocimiento de que, pese a todo, “all in all it’s you”.