Por Esteban Mauricio Soria
Con
apenas 15 años, la cantante y compositora, Ava Valianti, se está posicionando
como una de las voces más prometedoras del indie pop contemporáneo. Nacida en
Massachusetts, Ava ha logrado una presencia notable con una serie de sencillos
donde despliega una madurez emocional y una sensibilidad que desmienten
su juventud. Desde su debut con Bubble Wrap en
2023, ha lanzado canciones como Middle Ground, Wishing Well y Laugh Track, recibiendo dos
nominaciones a los New England Music Awards y quedando como finalista en los
International Acoustic Music Awards. Su nuevo sencillo, Distant la consolida como una artista que
sabe traducir emociones complejas en arte.
Distant nos cuenta sobre el distanciamiento paulatino de
los amigos de la infancia, ese fenómeno que va apagando los vínculos
sin que nadie lo decida.
La letra,
muy prolijamente rimada, está construida en tono nostálgico y reflexivo, como
si estuviéramos ante una conversación interna. Inicia con una
declaración de complicidad absoluta: “I knew you like the back of my left
hand, my right hand man”, donde el lazo y la amistad eran muy fuertes, pero
ya hablando desde el presente a un pasado que ya no está. Tenemos imágenes pequeñas que son recuerdos agradables: "I
danced with your sister in the rain", "drinking out of shells
at the beach", "your hair looks perfect and your makeup looks
fine". Estos detalles constituyen momentos emocionales, como escenas de una película pasada.
Luego, la canción salta al presente: encuentros esporádicos, conversaciones que ya no fluyen, y un tiempo compartido que empieza a sentirse irrecuperable. La protagonista sabe que esos gestos, tan triviales como mágicos, son imposibles de reproducir en su presente.
El estribillo, “I’m
bearing witness to the sickness”, vemos que la protagonista no solo observa
el distanciamiento, sino que también lo padece y lo transita como un síntoma inevitable
de crecer. La palabra “sickness” (enfermedad) funciona aquí como
metáfora del malestar emocional del duelo silencioso que la protagonista
atraviesa. Más adelante, ese mismo
estribillo se transforma sutilmente: “I’m bearing witness to the quickness”,
“to the stillness”, “no forgiveness”. Estos giros
lingüísticos marcan el paso del tiempo, el dolor y finalmente, la
resignación.
La canción está
dividida en escenas. Comienza con esa remembranza de la complicidad, pasa por
el presente donde los encuentros son más esporádicos, y termina con un momento
fugaz de reconocimiento mutuo en la calle. Cuando esas dos personas se cruzan
casualmente, cada una acompañadas por su nuevo grupo de amigos, comparten una mirada
cargada de historia, una sonrisa y un saludo.
La amistad no muere por una causa puntual, sino que se disuelve en los márgenes del crecimiento personal. La canción no solo habla del otro que se aleja, sino también del yo que cambia, de las relaciones que se transforman. El verso “friendship’s fictitious” parece una conclusión amarga y pesimista, pero nos lleva a preguntarnos: ¿cuánto de lo que compartimos es realmente eterno?