Por Esteban Mauricio Soria
En el marco del mismo show en vivo donde presentó “All in All” y “Jenny”, canciones que ya hemos reseñado en nuestra revista, el artista
israelí, Eyal Erlich, vuelve a deleitar nuestros oídos con I Wish I Knew.
Con esta canción ya profundizamos en el estilo del autor, que denominamos una poesía
en la ausencia, un estilo de imágenes sombrías, tanto en su interpretación
vocal como en la poética que propone.
Desde el inicio, la letra nos habla de un estado de deseo
imposible: “I wish I knew / how to stay in love with you”. Ese anhelo
frustrado funciona como motor de todo el tema, que gira en torno a la
imposibilidad de sostener un vínculo por el miedo y la distancia. No es
simplemente I wish I could, sino I wish I knew: la carencia está
en el conocimiento, en el “saber cómo”. El poeta reconoce que amar no basta; se
necesita un modo de sostener ese amor, algo que escapa a su control. El amor
aparece como un misterio que se deshace en sus manos.
“The turn of day / It leaves me dazed and put away”,
en este caso, el paso del tiempo, el ciclo natural del día, que en lugar de
traer calma genera confusión (“dazed”) y sensación de estar apartado o
excluido (“put away”). El mundo sigue su curso, pero el sujeto lírico
queda desplazado, alienado de ese fluir, una idea del sujeto suspendido en el
tiempo, una imagen poética que ya hemos visto en la letra de la canción “All
in all”.
“And in
your eyes lies a mist / I see you walk away”. La niebla en los ojos del “tú” evoca
confusión, tristeza o incluso distancia. La imagen es casi fantasmagórica: una
mirada empañada, incapaz de dar claridad. Esa opacidad se enlaza con la acción
de alejarse; lo que ya estaba nublado se traduce en una ruptura física o una huida.
La figura enigmática de la “bestia” —presente en los versos “And
in your cries I hear the beast / I feel you walk his way”— encarna el peso
de un dolor que no solo amenaza al poeta, sino también a la persona amada,
atrapada en su propio círculo. Los gritos no expresan solamente dolor, sino que
se vuelven manifestación de una fuerza oscura que se apodera de la persona
amada. El yo lírico percibe que ella camina hacia ese lado, hacia la
influencia del monstruo interno o externo. Puede leerse como una alegoría del
trauma, del dolor o del propio conflicto relacional, que habita dentro de la
víctima y la arrastra.
Luego, la soledad previa se ha multiplicado “My lonely
days / Have become lonelier and unattained”; y la distancia de la ruptura,
en vez de sanar la herida, la profundiza. El adjetivo “unattained” introduce la
idea de un objetivo inalcanzable: no solo es soledad, sino fracaso en la
búsqueda de plenitud.
La relación hiere hasta la muerte simbólica, una metáfora
del asesinato —“The cold quiver of fear / The murder weapon is you”—.
Aquí se condensa el carácter tóxico o destructivo del vínculo. Pero aunque la
figura amada hiere, también está herida —You are the victim too— en un
círculo donde ambos están atrapados.
“I wish
I knew / How to go to the place that you go to”. El poeta expresa su imposibilidad de
acompañar al ser amado en ese viaje, probablemente hacia la oscuridad, puesto
que el lugar al que la otra persona va es inaccesible. Quizás, el tópico de la
pérdida en esta lírica pueda verse como una continuación de la canción All
in all, en la que se representa la muerte de la amante. “My heart is
here / And I die that I can’t stay near”, el cierre es demoledor: el yo se
queda anclado en su propio sitio, con el corazón abierto, mientras muere de
impotencia al no poder permanecer cerca: es la clausura de la esperanza. El poeta
oscila entre el deseo de salvar la relación (“I wish I knew…”) y la
constatación de que el daño es inevitable. La persona amada no solo hiere, sino
que es víctima a la vez: esta doble condición refuerza el tono trágico, porque
no hay salida justa más que la pérdida; una reflexión sobre la fragilidad
humana frente a las fuerzas que nos superan.
Musicalmente, Erlich mantiene la estética reflexiva, melancólica y oscura que caracteriza su propuesta artística, pero en
esta canción la atmósfera se siente más contenida, va ganando densidad a medida
que la interpretación avanza. La ejecución en vivo resalta la dramatización de
la voz, con quiebres que no ocultan el dolor, sino que se vuelve escénico. La
guitarra rítmica, sobria y precisa, sostiene el clima, logrando que cada acorde
refuerce la sensación de un corazón desgarrado, mientras que la solista suma
detalles y arreglos que hacen más bella la canción.
Así como en Jenny o con All in All, I Wish I
Knew nos presenta un conflicto relacional que no encuentra resolución, es un
testimonio poético de la fragilidad humana frente al amor, la pérdida y el peso
de lo irremediable.